miércoles, 21 de enero de 2015

Desaparezco y te amo más.



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Me limito cuando se trata de amarte, pero ¡qué va!, 
ya me encuentro sumergida en enamoramiento por vos.

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Me reservo el sentimiento por si acaso te decides por mí,
mientras tanto amo a la par tuya.

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Me contengo con esmero confesiones que delatan lo quiero de ti,
y a la vez nacen las ganas de plantearlas sobre la mesa
soñando a ganar, temiendo el perder.

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Y quién diría que estaría en este sitio,
ya no preguntándome por el amor, sino sintiéndolo.
Quién diría que mis manos ya no estarían más vacías
y que el dolor al amar ya es cosa del pasado.
Porque aunque no te tenga aún teniéndote,
la felicidad rebalsando por mi sonrisa,
es signo de la libertad que le das a mi sentir.

...

Me esfuerzo resignando los abrazos que me planteo a diario darte
pero ya me ves luego colgando de tu cuello cual niño en pasamano sonriendo.

...

Me enamoro, otra vez, otra vez de ti
y me encierro con todo aquello que quisiera hacerte,
como feliz.

...

Me alejo de mi verdad un tiempo y la indiferencia se vuelve mi ser,
mas inmediatamente te extraño, inevitablemente te busco,
inmensamente te amo.

La misma otra vez soy.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Tus alas, mi libertad.




...

No he podido desistir.
rendida a tus pies me encuentro, pero firme al suelo,
firme a la realidad de que puedes volar
y eso me encanta.
Que crezcan tus alas más allá de lo normal
y vuela siempre libre, conmigo en tu pecho
mi vera siempre estará esperándote. 
Que lo que me atrajo a ti fue tu vuelo,
la forma sutil con la que desciendes en mi cuerpo.
Que lo que me mantiene aquí es el aire que emanas desde dentro,
manso, delicado,
suave.
Que enamoras hasta mi respiración con tus besos,
aquellos que esconden magia,
aquellos que despiertan mi adrenalina
con tan sólo un roce de tu boca.

No he podido resistirme a tu existencia,
y emprendí un viaje eterno en la libertad de tu ser,
libertad sana,
libertad única,
a gusto por ti.

martes, 25 de noviembre de 2014

Therefore some.



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¿Y qué decir?
Qué decir de las palabras que sonaron dulces desde su voz, qué decir de las dudas que engendró en mí. Todo se vuelve tan atípico, no acostumbro a escuchar confesiones antes de las mías, mucho menos de ese tipo. No acostumbro a sentirme amada antes de mi tiempo, antes de dar por hecho que estoy enamorada.
Todo se vuelve retórico y en la realidad queda ese silencio incómodo.

¿Y qué esperar?
Qué esperar a partir de ello, qué ilusiones se harán verdad y qué miedos tendrán su fin. No recuerdo en qué momento dejé que viviera en mí, no recuerdo cuándo decidí que se quedara, pero qué bueno que fue así. Mi sonrisa es otra a partir de su presencia, mis hoyuelos duelen de ternura por sus ojos clavados en mí, y no cuento cómo se achina el corazón con cada roce de cariño.

Qué decir, qué esperar, qué sentir, qué pensar.
Avanzo lento y por dentro todo va tan deprisa. Ir por la vida de su mano ya no es más un pensamiento, se ha vuelto un sueño. La libertad que aspiro de la suya me teje alas para volar más alto, y no pretendo bajar si mi cielo hoy son sus ojos, a no ser que cada aterrizaje sea en sus labios, en un profundo abrazo, de esos que llenan cada hueco, cada grieta que pueda haber en el alma. Porque no hay para mí obsequio más verdadero que un cálido sentir de amor, su amor, en cada mirada suya.

No digo, no espero, siento y pienso en silencio. 
Quizás así la eternidad con la que anhelo dure más de un día, quizás más de un par de años, quién sabe, un para siempre todos los días. 

No digo, no espero, siento más y ya no pienso. 
Que el tiempo decida y el destiempo no descuide el ritmo. ¿Mi sueño? Alcanzarlo de su mano.


Odiarlo un poco, enamorarme sola. ¿Qué más?  
Lo amo sin pesar, a raíz de todo.
Y sin tenerlo todo no pido más de la cuenta.


viernes, 19 de septiembre de 2014

Sólo cabos sueltos...


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    Y cayó la noche. Cayó en mi párpados cansados de tanto día, cansados del sol, cansados del aire que pesa por su ausencia. 

    Las flores duermen y, con ellas, también su aroma. Ese aroma que agrada a mis sentidos, que penetra lo más profundo de mi ser, que revive a un corazón muerto por el olvido.

    Esta noche la luna sonríe lejana, mantiene su postura mas no su magia. Simula con muecas que aún me ampara, como aquellos que me fingen su nobleza. 
    Esta noche, noche extraña, trae consigo las penas que no llegan a ser penas, sino certezas que duelen por sinceras y calman por igual. 

    El cielo se nubla tal como se nubla mi mirada cuando no lo alcanzo a ver, mas no por tristeza, más bien por temor. Temor a ese tejido de raíz que ciega por completo mi razón, creciendo, dando frutos en los sentimientos que, inevitablemente, no logro obviar. 

    Y es que tiendo a sentir y a no pensar cuando el corazón a gritos me recuerda que, nuevamente, late al ritmo de una balada de amor, que al compás de un "Te quiero", una fiesta pagana se enciende en él, siendo el dios su voz.

    Rozan las sábanas mi piel, patético consuelo al faltarme sus caricias. Mi almohada queriéndose convertir en su pecho, aquel que cómodamente me reposa con placer. Mas nada se asemeja a su presencia, mas nada tan cálido como aquel corazón. 

    Aguarda mi cuerpo su abrazo, suplico a la noche que acabe, que el día se asome, la tarde que llegue y al fin encontrarlo. Aún con mis párpados cansados, aún con sinrazón, con el corazón jugado.

Cayó la noche y con ella el dolor.
Cayó la noche y con ella mis sueños,
con ellos mi adiós.


domingo, 10 de agosto de 2014

La plenitud de la calma...



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No sé bien cuál es el plan de este destino, pero se siente bien la vida cuando tomo su mano. No sé bien si caminaremos más tiempo juntos hacia un mismo lugar, pero su sonrisa logra hacerme permanecer confiada en el presente y siento que no necesito más.

Cada después de verlo no consigo quitar la alegría de mi rostro, la energía de este corazón que, aliviado y seguro, comenzó a querer. Cada después de un beso mis labios lo extrañan, mi sed lo aclama, y la ternura con la que luego me mira me inunda por completo de pasión, pero pasión sin prisa, sana, aquella que alcanza a crecer sin que los cuerpos se rocen. Admirable.
En cada abrazo nuestro descanso y respiro, siento como hace mucho no sentía, una quietud en mi alma que suspira gracias a la calma de una sinceridad que me envuelve en aquellos brazos. Suyos, míos cuando me sujeta y me hace parte de sí mismo. Firme y delicadamente. Sutiles.

Y es casi imposible hoy no extrañarlo, si desde que logré conocer su esencia me persigue como el perfume que quedó aquella tarde en mí, como aquellas risas que en mi mente resuenan de los momentos que ha sabido brindarme con cariño, como nadie ha hecho hace tiempo.
Y es que confío plenamente en su palabra, en los gestos que a diario me demuestran su interior, que es sereno, noble, llevando consigo como insignia el respeto; quitando primero de mí las dudas y el miedo antes que la ropa.



Me bastó un segundo para reconocerlo, sé que fue parte de algún sueño que aparté por ilusas ilusiones sin comienzo. Sé que ese espíritu de libertad ya lo había vivido, y es por eso que siento que vuelo amarrada a un sentimiento que, aún teniendo mañana su fin, su principio real sé, me hará feliz en cada momento al recordarlo.

Sólo la mitad de ese segundo me bastó para comprender que aún las sonrisas se puede compartir sinceramente sin tratar, siquiera, de ocultar algún dolor.


(Porque hoy realmente no existe, se extinguió) 


Sin prisa, siento...



martes, 8 de julio de 2014

Una pasión con gusto a disfrute.


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No recuerdo haberle dado el derecho a ingresar en mi mente de manera constante, insistente, mucho menos, permanente. No recuerdo haberle dado el atrevimiento de fusionarse con mi piel, de coincidir tanto con los pecados del placer. Hoy ya es sombra, sombra presente en los sueños, despierta. Sombra delirante entre los escombros de un cariño que sólo le duró unas noches, una tarde que olvidó. Hoy sólo tengo restos de los deseos furtivos y los besos clandestinos que nos dimos.

No recuerdo permitirme, una vez más, caer en la tentación de un par de ojos con pasaje a la locura interminable que, junto con tan impactantes pestañas, me llevan a ese viaje sin querer regresar. Logran perderme en un cielo infinito de sonrisas bobas al aire y me encuentro de nuevo con un sentir patético unilateral. No recuerdo haberme dicho que era libre de despertar en mí los celos por sólo esos momentos juntos, por provocar el gustar de su mirada hasta de su caminar.

No acordé jamás mezclarme con su cuerpo, no hay trato ni contrato que me ate a su piel. Pero el deseo que despierta en mis sentidos es suficiente para volver a él, a sus sábanas, a sus rincones, a la pasión que, hacía mucho, nadie provocaba en mí. 
Su cuerpo hoy es mi conquista y su corazón un deseo inalcanzable. 
Y sólo existo en sus noches, sólo existo en su cama, en llamas.

lunes, 16 de junio de 2014

Un sin fin de absurdos pensamientos.


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Ya no encuentro musa más que la tristeza y se siente realmente desolado el corazón. Ya no recuerdo lo que es sentir una caricia en el alma, que los sentidos se desborden por una simple palabra de amor, de cariño siquiera. Ya no logro verme en los ojos de alguien más, no reconozco mis huellas en ninguna piel ni el perfume de los besos que la pasión supo dejar en alguna cama.
Se vuelve todo tan predecible, los días no cambian y los sentimientos inexistentes permanecen igual, igual que un sin fin de razones por las cuales tiende el alma a llorar. Y la soledad se vuelve insoportable y esa misma esencia de felicidad que alcancé una vez de a poco desaparece. Fue un aparecer que desbordó por completo mi estabilidad emocional, fue de esas apariciones desprevenidas e inconclusas que luego de un momento, en cada avance, se aleja más. Y fue ese aparecer que me tiene varada otra vez en la ilusión.
Es así como nuevamente me pierdo en lo que nunca sucederá, es así como sólo con la imaginación y los sueños me veo de la mano con alguien que me hace amar. Pero sólo es eso, una película producto de un único sentir, mío, porque es tan terca la razón que le da paso al sentimiento, siempre.

Ya no sé cómo mantener estable el corazón, si ese nuevo par de ojos alborotó mis sentidos de una sola vez. Ya no entiendo los motivos de mantener algo que no es del todo real, ni entiendo cómo algo tan pasajero para algunos puede permanecer por más tiempo para otros, y tanto más para mí. Ya no puedo controlar el extrañar, el necesitar de su presencia sólo para verlo sonreír, para escuchar la risa que tanta alegría me da.

Todo se vuelve efímero y no es el amor una excepción.
Pero logro mantener al corazón de pie, no volverá a caer...

(Al menos no hoy, no esta vez)